MIS ALAS



Al sentir de nuevo el cuerpo de mi guitarra entre mis manos no pude evitar sentir un nudo en la garganta, los ojos se me inundaron y escurrieron algunas lágrimas, ahí estaba con mi Princesa de madera, la que muchas veces me vio llegar por las noches derrotado, lamiendo mis heridas, la que me ayudo a desfogar mi coraje y frustración. Con ella pensé llegar a conquistar el mundo, a cambiarlo a punta de ruido encabronado. Mi guitarra fue el asta de mi bandera, mis alas invisibles, mi escudo protector ante las crueles embestidas de un mundo que se me negaba. Me ganó el hambre ó tal vez me faltaron guevos, eran otros tiempos en el que no había términos medios, eras ó no eras, asi de simple. Bajo mi camisa escondidos cuelgan tatuajes como cicatrices de batallas pasadas, los que me rechazaban hoy conviven conmigo sin saber que soy el mismo que en alguna ocasión les llegó a provocar aversión, hace tanto tiempo que llevo este disfraz para ser aceptado que había olvidado quien soy. Se suponía que solo era "por mientras", pero es tan cómodo que te acostumbras a recibir y agradecer la limosna quincenal. Hoy me miro en el espejo y me pregunto si este que veo se acerca aunque sea un poco al que soñé que sería.
Todo este torbellino interior por desempolvar a mi Princesa de madera.