40 Grados (De la serie Sierra Ventana Blues)


 

Los cuarenta grados se sentían de la chingada en el techo de lamina. Los cincuenta metros cuadrados que conformaban el cuartote eran cocina, comedor, sala y recamaras, no había divisiones solo era un cuartote. 

Mamá cocinaba en una estufa de petroleo de dos quemadores, así que cuando estaba haciendo de comer aquello era un horno. Se limpiaba el sudor con el antebrazo mientras discutía con mi jefe; que el recibo de la luz, que el del agua, que la colegiatura de mi hermana. Subirle a la tele a veces era la solución, sin embargo en otras ocasiones lo único que lograba era que me la hicieran de pedo; el calor, los gritos, y la puta adolescencia que dolía mas en estas circunstancias. ¿A donde chingaos te mueves? 

La calle era la única opción, pero el sol estaba de la chingada a la una de la tarde. Aquí en este pinche cerrote hasta la madre de casitas, no hay parques ni la puta madre, nomás era pararse en la esquina y pegarse a la pared lo mas que podías pa que no te diera el sol, al menos en la cara la librabas, pero del pecho pa abajo te daba de lleno, era nomas de aguantar hasta que fuera bajando la sombra. 

Ahí tabas lleno de coraje, frustración y con un pinche calorón de la verga; luego llegaban mis compas, mis carnales. No decíamos nada, nunca nos contábamos nuestros pedos nomas nos saludábamos y aveces ni eso nomás nos hacíamos una seña moviendo la cabeza y así en filita se paraban uno y luego el otro, como en posición de firmes, no había necesidad de decir nada, pa estar ahí en el pinche solazo, también sus pedos debían de tener.

Ahora que me pongo a pensar en eso, me doy cuenta que todos mis amigos(incluyendome) tenemos la frente con el seño fruncido. Así como enojados, ha de ser por esas pinches asoliadas que nos dabamos. Podíamos estar ahí sin decirnos nada, nomás mirando pa dentro de uno, con la pata recargada en la pared, luego la bajábamos y subiamos la otra, luego no faltaba el pinche vecino que su casa, un pinche cuchitril pero eso si un pinche estereo de poca madre tocando unas rolas colombias bien rebajadotas, puta madre, tal vez viene de ahí que cuando toy jalando o tengo calor me resulta insoportable escuchar esas rolas como que me da mas calor y me pongo de malas, pero pos gracias a Dios y al buen de la Maizena que se metió a un cantón en Las Brisas y saco una grabadora. Era la que nos alivianaba en esos ratos de esquiniada. Así ya podiamos escuchar a Floyd, Zeppelin, a Sabath. La música me transportaba a lugares mas agradables, y con el tiempo gracias a ella pude disfrutar de muchos privilegios, pa un mugroso como yo...(continuara...algún día ja)