Del amor en tiempos de megas, balas y otras mamadas


La amaba con todos sus megas.
El monitor de 21 pulgadas se iluminaba cada noche con la imagen de sus videollamadas.

Largas conversaciones y noches muy cortas consumían sus datos, porque el la amaba. Así con todos sus megas. Con los dieciséis en ram de su corazón que volaba al iniciar sesión en Skype.

Formatear su corazón no fue suficiente para borrarla. La partición, es ocupada totalmente por su recuerdo.